Wendy ataca by Andreu Martín

autor:Andreu Martín [Martín, Andreu]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Juvenil, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2009-01-08T00:00:00+00:00

12

—¿Sí?

—Hola, poli —muy insolente—. Soy Cristina. ¿Qué quieres de mí?

—Quiero hablar contigo. El pasado sábado estabas en la discoteca Scratch. Mataron a un hombre y tú saliste corriendo. Solo quiero que me cuentes qué viste y por qué corrías. —⁠Una pausa. Silencio al otro lado⁠—. Y también me gustaría saber por qué has huido ahora, con una especie de ataque de pánico.

—Está bien, está bien, está bien —⁠claudica. Ya no hay insolencia en su voz. Hay un suspiro⁠—. Espera. Te lo diré todo, pero tenemos que hacer un trato. —⁠Ahora es Wendy quien no dice nada. Solo espera⁠—. Sobre todo, que nadie sepa dónde me has encontrado. La peluquería, quiero decir. Ese tío es un racista, está loco, si sabe que voy a una peluquería de negros, me matará, te digo yo que me matará. Por eso he salido corriendo. Si me hubieras encontrado en cualquier otro lugar, habría hablado contigo, te lo juro, pero allí he pensado: «Si sabe que me han encontrado aquí, me matará»…

—Está bien. Pues ven y hablamos.

—No, no, primero el trato —⁠insiste Cristina⁠—. Primero el trato y dame un poco de tiempo. Nos vemos mañana…

—No, no, mira, Cristina, esto va en serio. Ha muerto un hombre…

—Por eso, por eso… Yo no quiero tener nada que ver con eso, quiero que me mantengas al margen. Yo te lo cuento y desaparezco de escena. Ni mi nombre ni nada. Dame tu palabra.

—Yo no puedo darte mi palabra…

Bruscamente, se interrumpe la comunicación.

—¿Cristina? ¿Cristina?

Cristina ya no está.

La peluquera tiene la mano tendida reclamando el móvil, pero Wendy aún no se lo devuelve. Pulsa botones hasta entrar en las últimas llamadas recibidas y se apunta el número, el móvil desde el que ha llamado Cristina. Y, cuando devuelve el aparato a su propietaria, aún lo retiene un instante para atraer la mirada de la chica y reclamarle:

—Quiero ver los resguardos de la tarjeta de crédito de esta mañana.

La chica lo entiende y parece que se angustia un poco. Wendy nota que le tiembla el pulso y deduce que no tiene permiso de residencia ni de trabajo y se siente insegura, tiene miedo de que la echen del país y la devuelvan a la miseria. Acepta con un movimiento de cabeza y entran las dos en la tienda mientras llega un coche patrulla con la sirena puesta.

Los compañeros sorprenden a Wendy repasando los resguardos de los pagos con tarjeta de crédito. No es muy difícil encontrar el que busca. Solo ha habido tres clientas esta mañana.

—¿Qué ha pasado aquí?

—Tranquilos, soy policía —Wendy se identifica mostrándoles el carnet profesional⁠—. Un momento.

Los hace esperar mientras anota, al lado del número de teléfono móvil, el nombre de la única Cristina que ha encontrado: Cristina Paredes Paz.

A continuación, se vuelve hacia los compañeros y les hace un resumen de lo que ha sucedido.

Y, después, toma un taxi, pide que la lleven a la comisaría y, por el camino, llama a Andrea Pascual.

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